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Persiste la contaminación del Cañón Rosarito por más de 12 años

A más de 12 años de haber sido denunciados ante las autoridades ambientales de los tres órdenes de gobierno, los escurrimientos de aguas negras vertidos por fraccionamientos de Tijuana al Cañón Rosarito persisten.
Aunque cesaron por ciertos periodos de tiempo, la idea de que habían sido erradicados resultó ser solo una ilusión.
La realidad se puede apreciar todos los días en el puente que cruza el Cañón Rosarito, donde enormes cascadas de aguas negras son vertidas, contaminando la flora, fauna, los mantos acuíferos y el mar.
Hace unos días, senderistas documentaron en fotos y videos impactantes escurrimientos de aguas negras vertidos en el Cañón Rosarito, a la altura del puente del bulevar 2000, encendiendo nuevamente las alarmas por la grave contaminación ambiental.
“En realidad, no han hecho nada. Hay veces en que el agua está más sucia, como si liberaran agua cruda sin tratar. Es una lástima porque están dañando la ecología y contaminando los pozos; no se podrá sembrar ni tener animales por el riesgo de enfermedades para los consumidores. Los ranchos turísticos tendrán quejas como ya pasó anteriormente por los olores fétidos. Creo que no hay supervisión de las autoridades para el control de desagües a los arroyos en este y en otros lugares”, comentaron agricultores y ganaderos del Cañón Rosarito.
Aparentemente, los escurrimientos provienen de fraccionamientos asentados a lo largo del bulevar 2000, en territorio de Tijuana, principalmente de Natura segunda sección.
En su momento, el entonces representante de la Asociación de Agricultores y Ganaderos del Cañón Rosarito, Bernabé Hernández Armas, convocó a conferencias de prensa y reuniones con autoridades ambientales de los tres órdenes de gobierno para denunciar y atender la problemática.
Se realizaron numerosos recorridos y se hicieron múltiples promesas por parte de las autoridades ambientales y fraccionamientos para rehabilitar o ampliar la capacidad de sus plantas tratadoras de aguas negras. Sin embargo, aparentemente el problema radica en que no cuentan con plantas tratadoras adecuadas y descargan directamente en el Cañón Rosarito.
La Asociación de Agricultores y Ganaderos financió estudios sobre la calidad del agua del Cañón Rosarito, donde se detectó la presencia de materia fecal y otros contaminantes que afectan la flora y fauna, advirtiendo sobre el riesgo para la actividad ecoturística de la zona.
A más de 12 años de haber sido detectados los primeros escurrimientos, la contaminación persiste y amenaza las playas de Rosarito, a donde finalmente desembocan los derrames de aguas negras.