Rosarito
Organillero comparte su música en Rosarito
Por Delia Ruelas
Gabriel Rivera originario de la Ciudad de México lleva años laborando como organillero en Baja California, él comparte su música en diferentes zonas de Tijuana y Rosarito, podría decirse que es el único en Baja California con este oficio, que considera no declinara mientras salga a las calles.
“Este oficio se va a acabar el día que no salgamos a la calle a trabajar. Mi oficio es ser organillero. El oficio siempre ha sido trabajar y compartir la música en la vía pública. En Rosarito hemos trabajado desde el año pasado y regresamos esta vez durante Semana Santa”.
El organillo o comúnmente conocido como cilindro en la ciudad de México tiene 9 melodías, desde Las Mañanitas, Juan Charrasqueado, Gabino Barreda, Caminos de Guanajuato, La Paloma, La vida en Rosa.
Salir a trabajar todos los días es el reto de un organillero, señaló, “actualmente no puedes hablar de la Ciudad de México si no escuchas al organillero. Nuestro gremio dice que el oficio no va a terminar porque aquí estamos. Yo soy parte de las actividades que realizamos en Baja California. Salir a trabajar todos los días es el reto”.
El organillo es de origen Alemán y llegó a México en 1880 durante el gobierno de Porfirio Díaz. En la época de la Revolución resurgió el organillero y en los años 50 con la Época de Oro del Cine Mexicano, el organillero cobró fama con las películas de Pedro Infante, Tintán, Cantinflas, participando como un símbolo de la cultura del país.
El año pasado Gabriel participó en dos festivales de organilleros en Alemania y este año está invitado a otro festival en Berlín durante el verano.
“Estamos trabajando para conseguir los recursos y compartir con otros sindicatos, compartimos lo mucho y lo poco de la cultura mexicana. En ocasiones es gratificante cuando uno se siente desmotivado por lo menos hay el agradecimiento de la gente. Hay veces que nos dan las gracias y pregunto por qué y nos dicen por salir a la calle a trabajar”.
Expresó que parte de su presentación es ofrecer una buena imagen del gremio como portar el uniforme limpio así como el organillo para que no decaiga su oficio.