Rosarito
No seré títere del PRI ni aceptaré imposiciones: Raquel Casillas
Por Juan Pablo Sebastián
Con un discurso diferente, desligado un tanto del viejo PRI, una tercera candidata se sube a contender por Alcaldía de Rosarito representando al Partido Revolucionario Institucional.
Se trata de Raquel Casillas Muñoz, quien luego de vencer sin mayor problema a su opositora Linda Pimentel Serafín en la elección interna, busca ahora llegar a las conciencias de los ciudadanos apostándole a una estrategia de equilibrio, entre los sectores ciudadanos y aquellos priistas de trayectoria honesta.
Sin mucho trabajo comunitario que presumir en los últimos 10 años en Rosarito, luego de haberse distanciado con motivos de su labor como representante de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en Baja California, regresa a la actividad política para buscar la Presidencia Municipal, convencida de que con su experiencia y honestidad puede sacar adelante a Rosarito.
Le ha apostado a todo, incluso a su propio futuro laboral en la CNDH, plaza a la que renunció luego de 9 años.
“Renuncié a mi plaza en la CNDH después de nueve años. Dejé todo por Rosarito, porque estoy convencida de que puedo hacer muchas cosas por mi ciudad. No estoy por imposición ni voy a ser títere de nadie. Estoy por convicción, porque quiero lo mejor para Rosarito”, sostuvo Casillas Muñoz.
Bajo el lema eficiencia y honestidad, adelantó que tanto su planilla política, como su equipo de trabajo en caso de ganar la elección, estará conformado por personas honestas y con trayectoria comprobada, sin imposiciones ni acuerdos oscuros.
“Tomaré en cuenta a todos los sectores fuertes de la sociedad, porque quiero que la ciudadanía se sienta representada. Sé que también hay grupos rescatables dentro del PRI con los que puedo hacer equipo, pero mi prioridad va a ser la ciudadanía”, agregó.
Se definió como una mujer con una fascinación por el trabajo de campo, de acercamiento con la ciudadanía, sin señalamientos de corrupción y como una gestora de las clases populares desde la etapa del programa solidaridad del gobierno federal priista, con el cual logró importantes obras comunitarias y educativas en beneficio de escuelas y colonias populares de Rosarito.