Rosarito
Desalojan a Rafael Elliott de predio ajeno
Por Juan Pablo Sebastián
Luego de varios meses de un penoso juicio legal entre hermanos, la justicia comenzó a castigar a quien ya es llamado la oveja negra de la familia Elliot, el señor Rafael Elliott, propietario del comercio de curios Tizoc del bulevar Popotla.
El viernes 26 de enero un actuario del Ministerio del Público con el apoyo de internos de un centro de rehabilitación y de la Policía Municipal, ejecutaron una orden de desalojo en contra del polémico comerciante, quien es detestado por su propia familia.
Parientes que estuvieron presentes apoyaron el desalojo y acusaron a su familiar de ser una persona desquiciada por la ambición.
“Ningún miembro de la familia le habla, porque todos estamos enojados por su comportamiento. Nos quiso despojar de nuestros predios, de la herencia familiar y de todo lo que pudo”, contaron los hermanos el día del desalojo.
“Ya lo desalojaron de otro local. Cada semana vienen dos o tres clientes norteamericanos a gritarle y mentarle…porque les quedó mal con los trabajos que le encargaron…es una persona muy mala que no tiene amor por su familia ni por nadie, solo por el dinero”, agregaron.
El juicio se deriva de una demanda que interpuso su hermano Enrique Elliott para desalojarlo después de varios meses de no pagarle la renta y no quererse salir del inmueble que le rentó a través de un contrato.
Después de un año de juicio, finalmente se le hizo justicia y el acusado fue desalojado.
Sin embargo, Rafael Elliott aún enfrenta otras demandas de desalojo de sus familiares, incluyendo una promovida por su hermana Ana Elliott a quien también le invadió su predio, contiguo al desalojado.
Los hermanos aseguran incluso que el mismo predio donde tiene su comercio y construcción de cuatro niveles también se lo adjudicó de manera arbitraria, pese a que su padre lo dejó para todos los hermanos.
Para llevar a cabo estas patrañas aseguran que se ha hecho de abogados que usan argucias legaloides, algunos de los cuales son conocidos y rondan por el Palacio Municipal, haciendo amigos para sentirse intocables.
Luego de este lamentable hecho, los familiares se han dispuesto a recuperar la credibilidad del negocio y de la familia Elliott, que el hermano “incómodo” se encargó de destruir durante tantos años.
“Somos una familia de trabajo, una familia que no se mete en problemas. Lamentablemente siempre hay un familiar que se descarrilla y pues tiene que responder por sus propios actos”, dijeron los familiares al deslindarse de cualquier relación laboral con Rafael Elliott.