Rosarito
Se deslinda PRI de regidora Ana Claudia Araujo
Por Juan Pablo Sebastián
El Comité Directivo Municipal del PRI se deslindó de las acciones de la regidora Ana Claudia Araujo Luévanos quien a casi dos años de gestión, ha llamado más la atención por escándalos y controversias, que por su efectiva labor.
El dirigente local priista Abraham Gómez Álvarez afirmó que pese a tener el nombramiento como representante de la Central Campesina Independiente (CCI), una de las vertientes de las organizaciones populares del PRI, Ana Claudia Araujo no representa los principios y la ideología del PRI.
De igual manera dijo que su gestión en Cabildo ha dejado mucho que desear como oposición, pues lejos de defender los ideales priistas y los intereses del pueblo, se ha convertido en una aliada del gobierno panista, apoyando sin ninguna objeción todas las iniciativas presentadas.
Adelantó que su futuro como miembro del PRI se definirá en el Comité Directivo Estatal donde ya se analiza la posibilidad de turnar el caso a la comisión de honor y justicia para tomar las medidas correspondientes.
Entre otras polémicas, Ana Claudia Araujo Luévanos enfrenta un fuerte señalamiento de ser adicta a las drogas, cuando en un antidoping sorpresa el año pasado resultó positiva al consumo de marihuana, caso que fue archivado luego de resultar “sospechosamente” negativo en la segunda prueba confirmatoria.
Posteriormente se vio envuelta en señalamientos de corrupción al ser acusada de cobrar el “diezmo” a los beneficiarios de apoyos de vivienda de la SEDATU, que había gestionado a través de la CCI, disfrazada de cuota de recuperación por los gastos de tramitología, papelería y traslado del material.
La controversia más reciente se derivó del fracaso del Baja Sand que ella organizó, que la dejó embroncada y hasta con denuncias de los escultores por no cumplirles con el pago.
Se dijo incluso que a la mayoría los mandó a sus lugares de origen sin un solo peso.
Sobre este caso pesa una acusación de peculado, por el uso de recursos públicos de orden social para realizar el evento y para pagar a uno que otro escultor, caso que la Sindicatura Municipal observa solo como un mero espectador.