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Rosarito

Rosaritense que superó al coronavirus narra terrible experiencia

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Por Juan Pablo Sebastián

Con la intención de salvar vidas y generar consciencia en los que aún no creen en el coronavirus, un rosaritense que logró superar la enfermedad compartió con Ecos de Rosarito la amarga experiencia que vivió durante los 10 días que estuvo internado en la clínica 20 del IMSS en Tijuana, así como los cuidados que tomó desde un principio para no infectar a su familia ni a nadie más.

En esta historia con final feliz puso como héroes a los enfermeros y el personal médico de la clínica 20, quienes arriesgando su vida y la de sus familias, hicieron un esfuerzo sobrehumano para salvarle la vida a él y al menos a otros siete pacientes más con las que compartió piso en el Hospital del IMSS ubicado en la zona conocida como la 5 y 10 de Tijuana.

Lamentablemente, durante su estancia también le tocó ver morir a tres pacientes, uno de ellos su “vecino” de cama quien no logró superar la enfermedad debido a probablemente a otros padecimientos que llevaba, principalmente obesidad y diabetes.

Entrevistado vía telefónica desde su casa, una semana después de haber sido dado de alta, el rosaritense de 49 años de edad recuerda que vivió su experiencia entre el miedo, la angustia y desesperación por no saber si saldría vivo de la enfermedad, así como la impotencia de no poder hablar con sus familiares que todo ese tiempo hicieron guardia afuera esperando buenas noticias.

Martin “N” llegó a la nueva clínica 21 del IMSS de Rosarito por un dolor de cabeza, fiebre arriba de 38 grados y dolor de huesos. A diferencia de otros pacientes, nunca tuvo tos.

Los médicos lo trataron como sospechoso de covid-19. Lo ingresaron a un cuarto con otros pacientes más para examinarlo, pero sin hacerle la prueba del covid-19 que no estaba disponible más que en Tijuana.

Luego lo mandaron a su casa con una incapacidad de 14 días y le dieron paracetamol, manteniéndolo monitoreado desde entonces.

Desde ese día decidió aislarse de sus familiares en su propia casa, para no infectar a nadie en caso de resultar positivo.

Considera que esa fue la medida más eficaz que tomó para controlar la expansión del virus, pues gracias a ello nadie más de sus familiares o personas cercanas resultó contagiado.

Los síntomas disminuyeron un poco pero a los siguientes dos días regresaron y más fuertes, pues ahora además sentía dificultad para respirar, por lo que regresó inmediatamente a la clínica donde esta vez lo enviaron en ambulancia a la clínica 20 como caso de coronovirus.

Al llegar allá, un enfermero lo recibió cuando se estaba desvaneciendo en las escaleras debido a las dificultades para respirar.

Le dio ánimos y le pidió ser fuerte, pensando en su familia que lo necesitaba.

“Al pasar de los días, mis pulmones colapsaron y entré en ambulancia a la clínica 20 en Tijuana. No voy a entrar en polémica, pero estuve dos días en una silla con oxígeno (al igual que muchos) porque no hay camas. El personal del seguro hace un esfuerzo sobre humano, enfermeros, médicos internos, los cuales compran muchas de sus protecciones y arriesgan su vida para salvar la tuya, lo cual estoy eternamente agradecido.

Una vez dentro, luchas por tu vida, muchos lo logramos, pero otros no. Me tocó verlos fallecer y sí también vi muchos salir por esa puerta y a mi salida quedaron más ahí, que no sé si se salvarán. La familia imagínense, el dolor de tu familia ver que entraste por esa puerta y no te volverán a ver. Creman el cuerpo. La familia sufre mucho, mis hermanos, mis padres, mi amada esposa, mis cuñados, mis suegros, fueron los que libraron la batalla más difícil, sin saber si al siguiente día te dicen que tu familiar falleció y ni siquiera tuviste oportunidad de despedirte”, escribió el rosaritense en su página personal de Facebook.

Su fortaleza espiritual, familiar y excelente condición física, libre de padecimientos crónicos, marcaron sin duda la diferencia entre la vida y la muerte.

Aun así, asegura que sus síntomas fueron bastante severos y le causaron secuelas que hasta ahora no logra superar, principalmente algunos problemas para respirar, que según los médicos, irán desapareciendo paulatinamente.

Si bien no requirió ventilación mecánica durante su estancia en el Hospital, sí tuvo que utilizar tanque de oxígeno, pues hubo días en que las fuerzas y el oxígeno en sus pulmones no le alcanzaban para levantarse al baño, por lo que enfermeros lo auxiliaban en todo momento.

“Recuerdo el nombre de un enfermero Pablo, que me trató muy bien, con mucho profesionalismo. Todos hicieron un gran esfuerzo por salvar a la gente. Nunca descuidaron los horarios de mis medicamentos. Tienen todo bien cuidado. Un enfermero que entra no puede salir para nada hasta que termina su turno, para no contaminar. Hay varias áreas de desinfección que tenemos que pasar los pacientes que entran y salen. Lo único que me di cuenta es que faltaba equipo y personal, porque casi miraba a puros enfermeros y uno que otro médico, pero todos haciendo un esfuerzo sobre humano. Todos los pacientes le teníamos miedo a que nos intubaran, porque eran los casos más graves que estaban muriendo”, narró.

Sobre el origen de su contagio, Martín solo recuerda un día en el que estuvo en contacto con una persona sospechosa, cuando en su labor como empleado de una empresa hotelera, le tocó darle reanimación cardiopulmonar a un norteamericano que intentó suicidarse, mismo que presentaba fiebre alta.

No recuerda haber tenido contacto con alguna otra persona sospechosa de padecer coronavirus.

Una semana después de abandonar el Hospital, Martin aún tiene secuelas de la enfermedad y permanece aislado durante 14 días más, pero está feliz con su familia y con la bendición de Dios que hizo posible regresar a su casa.

Desde su recuperación, habló con Ecos de Rosarito para mandar un mensaje a la población rosaritense de que la enfermedad es real, muy dolorosa y letal en muchos casos, pero también prevenible con las medidas de sana distancia y el uso de cubre bocas anunciadas  por las autoridades de salud.

“Señores, esto es muy real. La mejor manera de ayudar es quedarte en casa, mantener la distancia, higiene.

Salven a sus familiares y a otros. A mí me tocó suerte de encontrar cama, enfermeros y doctores excelentes, pero si esto colapsa, no habrá camas y querrán culpar al gobierno cuando ahora es nuestra responsabilidad”, publicó.

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