Rosarito
Los retos para la reconstrucción de Rosarito

Por Juan Pablo Sebastián
En una reflexión sobre los nuevos retos para la reconstrucción de Rosarito tras el impacto del coronavirus al sector económico, el Sociólogo Bernardo de Jesús Saldaña Téllez opinó que es urgente desarrollar un nuevo modelo de desarrollo turístico para Rosarito, pues es el sector más afectado y del que depende predominantemente la economía local.
Ante los esfuerzos aislados de las autoridades y de organizaciones sociales que se han encargado de regalar comida o despensas a la población, el analista consideró que no son suficientes para resolver un problema mucho más complejo de reactivación económica, pues a mitad de año y en pleno verano, las empresas turísticas no logran establecer un programa de operación que les garantice la reactivación de su actividad.
“En Baja California, Playas de Rosarito es uno de los municipios más afectados por las consecuencias del covid-19 en México.
Esta comunidad colindante con Tijuana y con el sur de California, predominantemente vive del turismo, como una de sus dos principales fuentes de trabajo.
A diferencia de los demás municipios que cuentan con una economía en los sectores primario y secundario, Rosarito tiene su principal fuente de ingresos y bienestar social en el sector comercio y de servicios, con una amplia oferta turística de hospedaje y alimentos”.
Sin embargo, dijo que este motor económico de Rosarito ha sido fuertemente golpeado por los embates de una pandemia cuyo principal método de prevención es precisamente quedarse en casa y no salir de viaje por cuestiones de turismo, provocando como ha sido evidente, la paralización de la economía local.
“El covid-19 ha obligado a los seres humanos en todo el mundo a quedarse en casa para tratar de frenar la curva de contagios y decesos. Sin embargo, en Rosarito la actividad turística tiene su temporada alta en primavera y verano, luego se reduce en otoño e invierno, hasta casi desaparecer, salvo los consumidores locales.
En apego a los protocolos de salud, los hoteles prácticamente no han tenido afluencia, mientras que a los restaurantes les cuesta más abrir que estar cerrados.
Algunos negocios ya han cerrado por falta de ingresos y el pago inevitable por renta de locales, lo que afecta a la planta laboral y familias. El cierre de negocios deja a la población en medio de un destino incierto y a su suerte”.
Bajo las condiciones del reinicio de actividades en una nueva normalidad y un prolongado semáforo rojo en la entidad, dijo que hace falta una estrategia conjunta que permita la recuperación económica y salvar vidas.
“La pregunta es: ¿cuándo se acabará el problema del COVID-19? La respuesta es que no hay fecha, lo que significa que para Rosarito se habrá perdido un año que causará más daños que el COVID o los 149 muertos por violencia en el 2019”, concluyó en su análisis.