Rosarito
“Me prometieron un tinaco y ayuda por votar por Araceli Brown y no me dieron nada”
Por Juan Pablo Sebastián
Aprovechándose de la extrema pobreza y situación vulnerable en que viven invasores del cañón Morales, la alcaldesa Araceli Brown Figueredo les prometió ayuda a cambio de votos en la pasada elección interna de MORENA.
Comida, transporte a Mexicali, apoyo económico y en algunos casos tinacos, es lo que ofrecieron los brigadistas de Araceli Brown a los invasores a cambio de ir a votar por ella hasta Mexicali.
“Todo fue mentira. Ni apoyo ni comida, lo único que nos dieron fue un sándwich y arroz con frijoles. Ni la ayuda, ni el tinaco. Desde las 8 de la mañana hasta las 9 de la noche regresamos a Rosarito”, comentó Claudia “N”, una de las mujeres que acudió a votar.
La difícil situación económica y la necesidad urgente de un tinaco para llevar al predio que acaba de invadir en el cañón Morales, orillaron a Claudia a aceptar la propuesta que le hizo la sedicente líder de la zona donde vive, a nombre de Araceli Brown.
Claudia es una madre soltera que hasta hace poco rentaba un cuarto de madera en la colonia Constitución, en un predio en vecindad donde además pagaba altas tarifas de luz y agua.
La precaria vivienda y los altos costos de agua, luz y renta, la orillaron a convertirse en invasora de la zona de riesgo del cañón Morales, donde compró de manera irregular un lote, a una persona que tenía la posesión en invasión.
El costo del predio fue de 10 mil pesos, desde luego, sin ningún documento de por medio, solo fue un acuerdo de palabra.
A Claudia le urgía salirse del cuarto para no pagar ni un mes más de renta ni agua ni luz.
Lo único que encontró fue la oferta del lote en las peligrosas laderas del cañón Morales, que curiosamente, cuenta con servicio de agua potable que hace años introdujo el gobierno en turno, pero le hacía falta una pila o un tinaco para almacenar el agua.
Cuando la sedicente líder del cañón le ofreció un tinaco a cambio de ir a votar por Araceli Brown hasta Mexicali, Claudia no dudó en aceptar.
Se levantó muy temprano para abordar los autobuses que fueron contratados para el traslado de los votantes.
“Mi autobús fue el primero que salió y el ultimo que llegó. Perdimos todo el día en Mexicali y no nos cumplieron nada. En la mañana solo nos dieron un sándwich y en la tarde cuando llegamos a la fonda donde nos darían de comer, nos dijeron que ya se había terminado todo y que solo había arroz con frijoles, con tanta hambre que llevaba me comí lo que había. Estuvimos asoleados y sofocados con el calorón que había en Mexicali. Estaba arrepentida de haber ido y de perder todo el día en el calorón, algunos se desmayaron, no aguantaron el calor. Jamás vuelvo a creer en el gobierno”, dijo la joven madre soltera.