Rosarito
En el IMSS solo encuentro más dolor y tristeza: paciente

Sin medicinas suficientes, con laboratorios y estudios médicos colapsados y un desgastante burocratismo, es como se mantiene operando el Instituto Mexicano del Seguro Social.
El ilusorio esquema de salud pública danés prometido por el presidente Andrés Manuel López Obrador quedó desdibujado ante una realidad que dista mucho de un país de primer mundo.
Los rostros de tristeza y desesperación de pacientes que no consiguen un diagnóstico oportuno de sus padecimientos, son el peregrinar de cada día en las unidades médicas del IMSS en Rosarito y se convierte en una amenaza real para el gasto público en salud.
De acuerdo con especialistas, la detección oportuna de padecimientos conlleva un ahorro significativo del gasto público en salud, pues una sociedad sana es una sociedad productiva.
Por el contrario, no detectar a tiempo padecimientos de los pacientes conlleva gastos enormes en tratamientos, cirugías y pagos de incapacidades.
El retraso de los diagnósticos a consecuencia de la falta de equipo médico parece no importarle a las autoridades del Instituto Mexicano del Seguro Social, pues nada han hecho para subsanar las grandes deficiencias de equipo y personal especializado.
Tan solo en los servicios de laboratorio, las citas más cercanas están a dos meses de distancia, mientras que estudios básicos como un ultrasonido de próstata para detectar alteraciones, simplemente no están disponibles.
En el módulo de atención ciudadana solo les piden a los pacientes esperar o en su defecto costear con sus propios recursos el estudio en laboratorios privados.
Que decir de otros estudios más especializados del aparato digestivo que tardan en años en programarlos o las cirugías por urgentes que sean.
Al enterarse que no hay fechas próximas para estudios de diagnóstico, muchos pacientes que tienen la esperanza de sentir un alivio por acudir al médico, caen en depresión cuando se dan cuenta que las unidades del IMSS están rebasadas por la demanda y por políticas que no garantizan el derecho a la salud de los ciudadanos.
“Quisiera venir con la confianza de encontrar una solución a mis enfermedades, como pasa en otros países del mundo que tienen buenos sistema de salud, pero lo único que encuentro aquí es dolor y tristeza de ver tanta necesidad y rezago”, comentó Alejandro, paciente de la clínica de la Sharp.