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Rosarito

Joven privada de la libertad narra su experiencia y pide a las mujeres protegerse

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Por Juan Pablo Sebastián

Con los estragos de la violencia física y psicológica de la que fue objeto, la joven que fue privada de la libertad y luego liberada, relató la terrible experiencia que vivió estando en cautiverio durante varios días, siendo golpeada en repetidas ocasiones por sus secuestradores.

Esto, con la finalidad de prevenir a otras mujeres que sufren algún tipo de violencia de sus parejas o familias de estas, para que denuncien y se protejan a tiempo, pues no descarta que la violencia familiar provocada por la familia de su pareja, pueda ser uno de los móviles.

Recuerda que iba saliendo de la clínica 21 del IMSS de la colonia Lomas de Coronado, cuando a dos cuadras se le acercó un carro tripulado por varios sujetos. Uno de ellos descendió y la tomó por detrás, al tiempo que le tapó la boca con un trapo humedecido con una sustancia que la hizo perder el conocimiento de manera instantánea.

Cuando despertó, se percató que se encontraba secuestrada en un cuarto de una obra en construcción, sujetada con las manos hacia adelante y aún adormecida por la sustancia que le hicieron oler.

“Recuerdo que me tuvieron en un domicilio como en obra negra. Recuerdo que pisaban varillas, grava, arena, había alambres. Olía demasiado a cemento. Todo el tiempo estuvieron tomando y drogándose. Realmente no sé porque no me pasó nada.

Después empezaron a decir que yo no era, que se habían equivocado. Uno quería abusar de mí, pero no abusó porque alguien más les dijo que ellos no trabajaban así, que solamente con las personas que eran. Con las mujeres, las agarraban, las violaban y las mataban. Realmente soy afortunada de haber salido con bien y que en ningún momento me hicieron eso. Dos veces me quisieron abusar pero una persona les dijo que no. Solamente me golpearon en la cara y me movían  de un lado a otro en carro. De hecho anduvimos en carro. Llegábamos a un mismo sitio en carro. Me sedaban y me daban unas pastillas para dormir, una especie de pan con droga para sedarme. Hubo un tiempo que tuve mis manos sueltas, pero estaba dormida”, narró la joven quien a una semana de haber sido liberada, aun traía un ojo rojo por los golpes que recibió en la cara.

Agregó que sus captores comenzaron a ceder una vez enterados que los familiares de la joven habían denunciado y estaban buscándola.

“Ellos a raíz de que mi familia publicó mi desaparición, ellos se empezaron a asustar, entre ellos había una mujer que empezaba a gritar ya se calentó el terreno, que no era óptimo que me tuvieran si no  me iban a hacer nada”, dijo la joven.

Su liberación también fue violenta. Los delincuentes la aventaron de un carro en movimiento sobre la carretera Escénica a la altura del Hospital.

“Me dijeron hija de tu p…, te vamos a dejar, no queremos que voltees, sino te vamos a dar un plomazo, y me aventaron del carro. Caí en el pavimento y ahí recuerdo que comencé a correr en sentido contrario  a los carros y quise parar carros pero no me hicieron caso.

Traía los ojos cerrados de los golpes y alcancé a ver Soriana. Yo creí que estaba en Tijuana. Comencé a escalar un cerrito, pasé un cerco y así llegue a un lugar que después supe que era el Hospital General. Llegué a la caseta y empecé a gritar auxilio. Fueron guardias los que me ayudaron”.

Sobre el posible móvil, la joven considera que no fue una confusión, pues aunque no tiene pruebas, existe el antecedente de un problema con su pareja adicta a las drogas con quien tiene dos hijos y de quien pretendía separarse por motivos de violencia familiar en la que también está involucrada la familia de este.

“Su familia nunca me quiso. Su padrastro, sus hermanos y su mamá tienen problemas de adicciones. El tenía una semana que se había ido de la casa y en el proceso en el que yo estaba desaparecida, no dio la cara y hasta el momento no ha dado la cara. El día que se fue llegó drogado y no lo dejé entrar. Desde entonces no ha dado la cara”, narró la joven victima quien ahora se debate entre los problemas económicos para alimentar a sus dos hijos y proteger a su familia incluyendo a su mamá, de las represalias que pudieran tomar sus agresores.

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