En pleno repunte de la violencia, el rezago en equipo y unidades de la Policía Municipal representa un desafío para el combate a la delincuencia.
A pesar de las promesas de equipar y dignificar la labor policial, la realidad sigue siendo la misma. Patrullas en pésimas condiciones: asientos destrozados, vidrios quebrados, fallas mecánicas recurrentes, y llantas desgastadas, son el pesar diario de los agentes policiacos.
El pasado fin de semana, cuatro policías no pudieron salir a patrullar porque la unidad asignada estaba descompuesta, lo que los obligó a permanecer en la delegación Real de Rosarito.
Otros agentes tuvieron que lidiar con las consecuencias de los vientos de Santa Ana en las patrullas, teniendo que poner trapos en los vidrios para ejercer presión y evitar bajarlos, protegiéndose así del viento.
Hasta ahora, las promesas de cambio relacionadas con la dignificación policial no se han materializado, y los agentes continúan trabajando en condiciones precarias, con graves deficiencias de equipo.
Incluso se menciona que ya están regresando las llamadas “cundinas”, exigibles a ciertos policías y motociclistas para permanecer en determinados puntos.
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