Por Juan Pablo Sebastián
La reducción del aforo al 50% no ha tenido hasta ahora mayores repercusiones para el sector restaurantero, por tratarse de temporada baja.
En cambio, la inflación y la fiscalización están pegando duro a los dueños de restaurantes.
Por un lado, el exagerado incremento a los insumos básicos como el limón, que en las últimas semanas se elevó hasta las nubes, llegando a costar 1000 pesos la caja.
Por otro lado, la estricta fiscalización y los impuestos de todo tipo que tienen que cubrir para estar al corriente con Hacienda y evitar sanciones.
“Hasta ahora no nos ha afectado la reducción del aforo porque estamos en temporada baja. Al contrario, nos ha ayudado a mantener el control y la seguridad en los negocios.
Lo que sí nos preocupa mucho es la inflación, el alza a los insumos básicos con los que trabajamos. Todo ha subido y si se conjunta con los impuestos que tenemos que pagar, pues eso nos afecta más, porque tenemos que mantener los mismos precios a nuestros clientes, no podemos subirlos”, lamentó Norma Gutiérrez.
Con el avance de la vacunación, consideró que la pandemia podría superarse en los próximos meses, pero la inflación y la fiscalización tendrán que seguirse sorteando, pues la primera es incierta y la segunda es permanente.
Por su parte el presidente de CANIRAC Alan Bautista Plascencia, opinó que la reducción del aforo al 50% en restaurantes no ha tenido mayores afectaciones que aquellas relacionadas con la temporada baja y confió que en los próximos meses pueda cambiar el rumbo de la pandemia y poder estar listos para la recuperación turística con las próximas temporadas altas.
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