Luego del triunfo de MORENA hay que exigir al actual gobierno que cumpla sus obligaciones

Por Ernesto Calvillo Ureña

La victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador de la coalición MORENA-PT Y PES fue  una “victoria clara, contundente e inobjetable”, dijo el presidente  Peña Nieto.

Efectivamente es un resultado electoral ya anunciado por las múltiples encuestas y la opinión popular, en donde la motivación de la ciudadanía para participar en las elecciones a favor de un verdadero cambio en la conducción del país, fue el hartazgo ciudadano reflejado en el enojo de la población contra el gobierno, sus funcionarios y partidos políticos, por la exagerada y evidente corrupción, impunidad, violencia e inseguridad, a lo que se agregan las dificultades económicas de mucha gente que vive en pobreza y pobreza extrema.

La corrupción permeo a la mayoría de los partidos políticos, sobre todo al PRI, al PAN y PRD, sin dejar de lado al satélite priista el PVEM, pues los funcionarios públicos provenientes de ésos partidos incurren en excesos insultantes para la población por su descarada y arrogante fachatez.

Ahora que la participación ciudadana cambio el mapa político del país, con  el triunfo de la coalición “Juntos haremos historia” con el liderazgo de MORENA y de López Obrador, surgen las voces de empresarios y dirigentes de diferentes organismos sociales demandando que AMLO cumpla las promesas de su campaña, pero hay que recordar que primero deberá ser proclamado legalmente presidente electo, luego esperar que el primero de diciembre del año en curso asuma formalmente la presidencia del país y entonces a exigirle que inicie el cambio  que prometió en campaña y para el que fue electo por la participación ciudadana.

Mientras tanto, la ciudadanía y las organizaciones de la sociedad deben exigirle a las actuales autoridades que cumplan sus compromisos, que cambien el rumbo de sus acciones, empezando por las autoridades municipales, estatales y al propio presidente de la República, quien en su campaña electoral ofreció que no habría aumento de precios de los energéticos y luego con su reforma estructural prometió que bajaría el precio de la electricidad y de los combustibles y ha sucedido exactamente lo contrario, aumentó  precios de energéticos, lo que ha provocado una imparable inflación que se refleja en la depauperación del nivel de vida de la mayoría de la población.

En Playas de Rosarito la votación fue apabullante a favor de MORENA y de sus candidatos, logrando la peor derrota electoral del PRI (del que solo quedan algunos vestigios) y del PAN (debilitado, dividido y enfrentado entre sí), mientras que a los otros partidos mejor ni mencionarlos, lo anterior como resultado de la inseguridad, del turbio proyecto de la construcción de una planta desaladora en Rosarito para exportar agua a Otay, California, causando una multimillonario endeudamiento a los bajacaliforenianos, así como de otros problemas a que se enfrenta la población.

Por eso no les funcionó a ésos partidos políticos ni la compra de votos, ni la entrega de despensas, ni el ofrecimiento de la tarjeta para que una vez que hubiera ganado  el candidato del PAN  a la presidencia, Ricardo Anaya, recibieran mensualmente 1500 pesos por tiempo indefinido, como que la gente no le creyó a Anaya. A eso se debe la participación de la ciudadanía, la disminución del abstencionismo y la derrota que quienes ofrecían el cambio para hacer lo mismo.

Ahora esa participación ciudadana se debe organizar para exigir a las autoridades de gobierno que cumplan sus obligaciones, que para eso se les paga, que transparenten el manejo de las finanzas, que garanticen la seguridad pública…y a esperar el cambio del gobierno federal con la entrada a la presidencia de López Obrador el primero de diciembre.