La joven ecologista Mónica Martínez recordó que en Baja California como en cualquier entidad del país, existen especies de plantas que están protegidas ante el impacto del desarrollo industrial y humano.
En una definición sencilla, se trata de plantas que estaban en Baja California antes de la llegada de los españoles e incluyen una amplia variedad de especies nativas.
De acuerdo con la experta, las normativas ambientales federales y locales prohíben el desarrollo de proyectos en áreas donde se encuentran estas plantas nativas.
“Normalmente en la parte de Tijuana y en la zona costera tenemos herbáceas y arbustos de tamaño mediano a grande. Las más representativas son la maderista que es una planta pionera muy resistente, que no necesita mucha agua. Tenemos el rhus integrifolia que muchos adultos conocen y lo comían de pequeños. También está la salvia blanca que es una planta sagrada, amenazada por su uso en rituales espirituales que se han distorsionado un poquito. Tenemos la salvia mellifera, margaritas costeras…”.
Otras especies que no están incluidas en esta lista, también están sujetas a normatividades ambientales para su conservación y cuidado.
“Esta norma no permite hacer un desarrollo si alguna especie nativa se encuentra dentro del área de impacto. Tienes forzosamente que hacer un programa de rescate.
“En el caso de otras plantas que no están dentro de esta norma, si bien no existe la obligación de llevar a cabo un plan de rescate, tampoco está permitido hacer movimiento, desmonte o cualquier manejo de las especies, sin un manifiesto de impacto ambiental o un permiso de desmonte, pero ese permiso te pide una compensación por el impacto que ya hiciste”.
¿Cuáles pueden ser esas compensaciones?, pues reproducir la planta y ponerla en alguna área verde, aportar a proyectos en beneficio de la preservación del medio ambiente, pero sin meter plantas exóticas que pueden ser más dañinas que compensatorias”, precisó.
Respecto a los daños ambientales que provocan los nuevos proyectos industriales y comerciales con los cortes de árboles antiguos, la experta en botánica destacó la importancia de la participación ciudadana para exigir el cumplimiento de las normatividades ambientales.
“Si nosotros como comunidad ponemos un poco más de atención y ponemos el ojo en este tipo de acciones, sí podemos aportar nuestro granito de arena para poder denunciar este tipo de prácticas y exigir que se realicen las compensaciones”.
¿Qué pasa? Que muchas veces se pone la denuncia y tarda más tiempo en llegar la autoridad, que en desmontar el proyecto, de ahí el dicho que mejor pedir perdón que pedir permiso, pero ha habido casos exitosos, en los que toda la comunidad participa y ejerce presión a la autoridad”, opinó.
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