Alerta sobre timadores que operan afuera de tiendas comerciales

Por Juan Pablo Sebastián

La avaricia e incredulidad llevaron a Don Humberto, de 66 años de edad, a caer en las garras de timadores que le ofrecieron dólares a cambio de enseñarles a jugar billar.

Pareciera una historia infantil pero es un hecho que sucedió recientemente en Rosarito.

Todo comenzó afuera del Calimax Villafloresta a donde llegó Don Humberto en su camioneta.

Ahí fue abordado por un sujeto originario de Camboya quien le preguntó por un sitio donde podía comprar trajes de charro.

Humberto le dijo que no tenía idea y le sugirió ir a Tijuana.

Pero esa pregunta fue solo para abrir la plática, pues inmediatamente le preguntó si sabía dónde adquirir un libro de enseñanza del juego de billar, pues era un aficionado al billar pero no sabía mucho.

Además empezó a presumir que tenía mucho dinero y que en Santa Rosa donde reside, tiene una empresa de agricultura con más de 1000 empleados mexicanos trabajando para él.

En ese momento se aproximó a ellos un tercer sujeto que se identificó como maestro, quien dijo que él sabía de un lugar en Tijuana donde podía encontrar ese libro.

Se ofreció a llevarlos pero necesitaba un vehículo.

El camboyano comenzó a tratar de convencer a Humberto para que los llevara en su camioneta y para que aceptaran el trato, le dio 100 dólares a cada uno (a Humberto y al maestro) para que se animaran.

La ingenuidad caló en Don Humberto al ver la paca de billetes de dólares que sacó el camboyano, por lo que aceptó llevarlos a Tijuana.

Se guardó los 100 dólares y le puso 1000 pesos de gasolina a la camioneta de su propia bolsa.

El maestro los llevó primero a la zona centro de Tijuana cerca del Arco en donde les pidió estacionarse mientras el entraba en un bar donde supuestamente tenían el libro que andaban buscando.

Cuando salió les dijo que no estaba la persona que los vendía y les dijo que conocía otro lugar donde podían encontrarlo por el área de Otay.

Humberto los llevó hasta allá pero al llegar se percató que no era una tienda de libros sino un billar dentro de una plaza comercial junto a una farmacia.

Ya estando ahí, el camboyano los invitó a jugar billar para que le enseñaran un poco, por lo que Humberto aceptó.

Estando en el juego, el camboyano le pidió a Humberto apostar dinero, pero este le dijo que no.

El maestro se ofrecía falsamente a jugar con el combayano, pero este no quería más que apostar con Humberto, quien finalmente terminó accediendo.

En ese momento cambió el comportamiento del camboyano, mientras que el mexicano se sorprendió al ver que el extranjero era todo un experto del billar y que poco a poco le había ganando todo el dinero que llevaba, además de los 100 dólares que le dio.

En total, fueron 3 mil pesos los que terminó perdiendo Humberto en la apuesta incluyendo los 1000 de gasolina que le puso a su camioneta.

Cuando intento reclamar, el camboyano se comportó agresivo.

Ahí se dio cuenta que el personal del billar era parte del fraude, pues amenazaron con golpearlo si no pagaba el consumo y el uso de la mesa de billar, pues el camboyano se desapareció cuando fue al baño.

Humberto agradece que solo haya perdido dinero, pero decidió compartir su experiencia con la comunidad rosaritense para evitar que otras personas sean víctimas de estos sujetos que operan en Rosarito, sobre todo afuera de las tiendas comerciales.